miércoles, 5 de diciembre de 2012

"Estamos hartos de tener que pedir perdón por existir" Joan Fuster


 Sé que todo lo ha hecho para despistar y hacernos mirar a otro lado mientras sigue aumentando el desempleo, los desahucios y los recortes en sanidad (entre otros muchos). Pero es un señor al que últimamente le he cogido bastante manía y me apetece hablar sobre él, ya que las cosas importantes de las que toca hablar se las dejo a la gente que cobra, que por algo son profesionales (aunque ya veréis cómo pecan al igual que yo, como siempre)

José Ignacio Wert planteando su reforma

 Esta semana el ministro de educación, cultura y deporte, José Ignacio Wert, ha protagonizado un nuevo capítulo en sus aventuras para españolizar a todos los niños del país. Parece que ve como una amenaza cualquier tipo de inteligencia. Claro, tiene miedo de que por fin se dé cuenta alguien que un niño de 12 años es más lógico y racional que él. Pues eso es solo lo que parece, en realidad (“en verdad” en Albacete) lo que le preocupa a Wert es que los reality shows de la tele se queden sin participantes, porque como he averiguado, inventándomelo ahora mismo, el señor ministro es un gran seguidor de estos programas. Por eso ha ideado un entramado plan para acabar con la educación.

 Lo expuesto en el párrafo anterior no lo puedo demostrar, pero sí que por culpa del ministro nos vamos a quedar sin una parte importantísima e imprescindible de nuestra cultura: las cuatro lenguas.

 Catalán, euskera, gallego y castellano, las cuatro lenguas oficiales de España, las cuales tienen la misma historia e importancia. Tres de ellas tienen el mismo origen, el latín, aun así la única lengua que importa al gobierno es la última. Claro, el castellano se habla en todo el país, pero eso no significa que el resto tengan que permanecer en un segundo plano.


 Tanto el castellano en las comunidades bilingües, como los otros idiomas en el resto de España son piezas importantes de su cultura histórica, por lo que el señor Wert, como ministro de cultura, debería facilitar la enseñanza de cada una, evitando que se pierdan en el olvido, ya que estaríamos perdiendo partes de nosotros mismos.


 Entre las censuras que se están viendo en las televisiones públicas, todas las leyes que dificultan el derecho a manifestarse (como el pretender prohibir grabar a los antidisturbios, ¿por qué? LEÑA) y los obstáculos, cada vez mayores,  que imponen a las tradiciones de ciertos puntos de España, están provocando la involución de todos.  En vez de progresar estamos yendo hacia atrás.

Como dijo Joan Fuster:

 “Tinc dret a ser com soc, ni que només siga perquè m’han parit així. I aquest és el problema si tu tens la mateixa pretensió”

 “Tengo derecho a ser como soy, aunque sólo sea porque me han parido así. Y este es el problema si tu tienes la misma pretensión.”

 Y para concluir tengo una propuesta para los siguientes gobiernos: ya que el presidente del gobierno tiene que representarnos a todos, ¿por qué no se le obliga a aprender  los cuatro idiomas?

 Ahí lo dejo.

martes, 4 de diciembre de 2012

Borregos TV

 ¡España, qué hermoso país! Disfrutamos de incontables y maravillosas playas, un clima que envidia la mayoría del continente, una grandiosa historia de genocidios, una cultura de flamenco y asesinatos públicos (y caros para este gobierno derrochador) de animales por el que somos conocidos mundialmente. ¡Oh, amada tierra con traje de luces! Nuestra dieta mediterránea es recomendada hasta por la Asociación Americana del Corazón (AHA). Es sabido por todo el mundo que aquí la seguimos a rajatabla... ejem. Los restaurantes de comida rápida quiebran en nuestro país. Paella, tortilla de patatas, cocido y sangría, mucha sangría. Del deporte ya ni hablo, porque la gente es bastante pesada con el tema (¡Que sí! Somos la hostia en deportes: ¡YO SOY ESPAÑOL, ESPAÑOL, ESPAÑOL!)

 Pero si hay algo en lo que de verdad (de la buena) hemos conseguido destacar es en el ámbito artístico. Tenemos grandes pintores (Velázquez, Dalí, Goya, Picasso...) y escritores de fama mundial (Cervantes, Lorca, Quevedo...). En el mundo del cine estamos haciéndonos un nombre gracias a Almodóvar, Amenávar, y la también oscarizada pareja de Javier Bardém y Penélope Cruz. "¡Qué pasada! ¡Cuanta gente culta tiene que haber en España!" me imagino que pensará la gente de fuera.
 ¡MENTIRAAAAAA! Les invito a que enciendan la tele española. Mola ¿verdad? Pues así todos los días a todas horas. Huye del país si no te gustan la series policíacas, las noticias del tipo "La nueva moda de Internet: derramarse leche por encima en lugares públicos", las películas repetitivas, los reality shows (cuya traducción viene a ser algo así como "Espectáculo sobre la realidad, pero con guión para forrarnos de manera denigrante") y los debates en los que tratan temas de gran interés social como "¿Cristiano está triste?" o "¿Se ha operado la nariz doña Letizia?".

No es un camión, es el ligero mando del audímetro


 ¿Por qué tenemos esta insufrible programación?

 Todos habéis oído hablar del "audímetro", pero pocos sabréis realmente lo que es. Os explico: un audímetro es un aparatejo que se conecta al televisor y dispone de un mando, más pequeño que un bocadillo de Falete y más sencillo que los comandos de un acelerador de partículas, en los que hay unos botones especiales para elegir qué miembro de la casa (padre, madre, hijo, hija, suegra, los familiares que viven ahora contigo porque han sido desahuciados...) está en poder del mando y manda datos a un señor sobre qué programas está viendo. Este señor con esos datos hace las estadísticas de la audiencia, con las que sabemos qué programas son los más vistos y por qué público. Pero no penséis que este señor tiene mucho trabajo, porque solo hay 3845 audímetros repartidos por el país. Si, señores, solo con los datos de 3845 casas se basan para saber si un programa triunfa o no. 3845 hogares tienen en sus manos el futuro de nuestros cerebros.

 Programas como "Mujeres, hombres y viceversa", "Gandía shore", "Salvame" y "Futboleros", son atentados contra la inteligencia y nadie se quiere hacer responsable de ellos: "Yo eso no lo veo". NADIE LO VE. Nadie quiere admitir que sigue esos shows, claro, son programas que no ve nadie excepto los que poseen audímetros en casa. La mayoría de la población se burla de ese tipo de programación, incluso el presidente Mariano Rajoy que el otro día hizo la siguiente declaración que me acabo de inventar: "Son peor que la comida de navidad con resaca".

 Luego hay otro sector de la población (los más "listos") que presumen de ver estos espacios solo para reírse de los participantes por su falta de inteligencia. Eeeeemmm.... Estos son los mismos que les dices "no toques eso que quema" y lo chupan.

 Hace unos años, invadieron nuestros televisores los nuevos canales de la televisión digital terrestre (TDT), y ahora podemos disfrutar, además de las 6 cadenas de siempre, de otras 50 en las que su programación se basa en repetir, hasta hacer sangrar ojos, episodios de "Aquí no hay quien viva" o "La que se avecina". Con estas incorporaciones solo han conseguido darnos más opciones para elegir qué ver mientras se nos derriten los cerebros.

 Pero esta es nuestra televisión, la televisión de España. Así que no seas mal español, enciende el televisor, calientate con una hoguera de libros y rellena tu solicitud para ingresar en Gran Hermano, que esa es la imagen que (Wert) deben de tener (Wert) los políticos (Wert) y los directivos televisivos sobre los ciudadanos de este país.

  Beeeeee